A
lo largo de mi trayectoria profesional he vivido muchos cambios y
formas de trabajar, cosas buenas, malas, regulares…de todo un poco.
Lo
que estoy observando en los últimos años es que los proyectos se están
transformando, estamos evolucionando a otra manera de trabajar, mucho
más acorde a los tiempos que corren.
El
trabajo ahora se desarrolla mucho más en conjunto, se asume la
responsabilidad de entregar con calidad las cosas que se desarrollan y
eso es un punto a favor a las empresas del mercado tecnológico.
Los
equipos de desarrollo y calidad están en plena simbiosis, se necesitan,
no son nada el uno sin el otro y eso hace unos años era una tarea muy
complicada, algo que no se solía ver tan habitualmente.
Esta
manera de trabajar nos está llevando a ser mucho más conscientes en lo
que hacemos, tanto desde que se empieza a desarrollar como cuando se
prueba. En la última etapa estoy viendo a desarrolladores muy
preocupados de sus entregas porque el equipo de calidad lo va a revisar
después. Se preocupan de como está, de que entregan y de cómo lo
entregan y eso facilita las cosas muchísimo más de lo que parece.
No
es lo mismo ponerse a validar un desarrollo que es entregado de
cualquier manera, ya que nos retrasará muchísimo todo, a cada paso
encontraremos defectos y cosas mal realizadas, mientras que si se ha
realizado la validación previa, nos encontramos el terreno más llano y
podemos poner el foco en los temas verdaderamente importantes.
Tenemos
la gran suerte de ser partícipes de esta transformación de las
personas, de este cambio y tenemos que hacer todo lo posible por hacerlo
factible y posible en todos los proyectos en los que nos encontramos.
Es
necesario ir hacía un cambio lento y seguro, pero sin pausa, en la que
todos nos transformemos en lo que queremos llegar a ser, un equipo
totalmente colaborativo y simbiótico.
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