El oficio de repartir felicidad



Hace
bastantes años que me dedico a comprobar que las cosas funcionan, que
hacen lo que tiene que hacer…en definitiva, a asegurar la calidad de
productos digitales, de software.














Es
un oficio complicado, a veces malogrado, que no brilla, en el que hay
que estar luchando día tras día para buscar la valoración exterior e
interior que uno cree necesaria, en fin, diríamos que difícil.









Dedicarse
a asegurar la calidad, a hacer testing, a probar, a validar, a
verificar…como lo querías llamar, es un oficio de pocos que vale para
mucho, me explico:









Habitualmente
en los proyectos somos muy pocos pero nuestro trabajo hace feliz a
muchos, ¿en que sentido? Pues muy sencillo, queridos lectores:









Hace
feliz a desarrollo, que hace que su trabajo se entregue con calidad,
pudiendo irse tranquilo a casa, hace feliz a los directivos, que ven
como su proyecto va viento en popa y tienen que dirigir su esfuerzo y su
mirada a otros asuntos, quizá más importantes (una preocupación menos),
hace feliz al bolsillo de la empresa, podemos hacer ahorrar mucho
dinero y sobre todo, la parte que más me gusta: hace feliz a los
usuarios, la gente que utiliza el producto.









Cuando
alguien intenta utilizar el producto en el que hemos dedicado tantas
horas y esfuerzo y puede trabajar a gusto, sin problemas, esforzándose
en hacer bien su trabajo y no en como hacer funcionar ese maldito
programa, todo va como la seda…que a gusto vive uno cuando utiliza algo y
funciona bien, no falla, dedica sus minutos justos y necesarios,
guarda, apaga y se dedica a otra cosa. Tranquilidad absoluta.









Echando
la vista atrás y recapacitando, me doy cuenta de a cuanta gente he
hecho feliz con mi trabajo, cuantas personas han podido dedicar el
tiempo exacto a realizar la tarea que tenían entre manos y no han
encontrado ninguna pega ni ningún problema. Cuantos profesionales nos
hemos podido ir a casa tranquilos, sin preocupaciones, dedicando todo el
esfuerzo en nuestra vida personal.









Ahora
cierro los ojos y me doy cuenta que realmente no me dedico al
Aseguramiento de la Calidad del Software, me dedico a Garantizar
Felicidad.









Gracias
a todos los profesionales que garantizan esa felicidad, vuestro trabajo
es único y vuestra dedicación la más importante, seguir haciendo
sonreír al mundo.

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