PRR, la manera de garantizar nuestros desarrollos.


En el momento que aceptamos el incluir un proceso de calidad en un proyecto, debemos de tener en cuenta que no solo hay que centrarse en la realización de casos de prueba, ya que esto hace que invirtamos un tiempo que muchas veces no tenemos.





Lo ideal, es que pivotemos entre estos casos de prueba y una serie de validaciones complementarias que nos ayudarán a ser ágiles y ha poder garantizar que el desarrollo tiene la calidad adecuada y que esperan nuestros clientes.













Estas pruebas complementarias, son las pruebas de regresión, las exploratorias, las de humo y las automáticas.





En varias ocasiones ya he hablado de ellas, de que son, como nos ayudan y como ejecutarlas y tenemos que tener claro que hay que realizarlas de manera, prácticamente, obligatoria.





Para las personas de desarrollo os recomiendo que les inculquéis qué realicen validaciones de los casos de prueba, que les sirven de guía y si no es posible, la realización de exploratorias que les ayuden a comprobar, aunque sea por encima, el desarrollo que acaban de finalizar. Esto, evidentemente es totalmente independiente de que se realicen pruebas unitarias, de integración o incluso funcionales automatizadas, por su parte.





La validación manual, aunque esté muy de moda el automatizar, es totalmente necesaria, a no ser que sean proyectos muy maduros que lleven tiempo o tengamos un equipo que, igualmente, sea lo suficientemente maduro como para cubrir toda la batería de manera automática. Exactamente el mismo caso que si realizamos BDD o TDD.





Si nos decantamos por estrategias ágiles en nuestros proyectos, debemos de ser consecuentes con las entregas y con las validaciones que se van a realizar, dando las suficientes jornadas para lo que yo llamo: “PRR” o prueba + resolución + reprueba.





Este PRR se realiza de la siguiente manera:





  1. Prueba: se realizan las validaciones necesarias con los casos de prueba, cubriendo todas las casuísticas que hemos escrito y definido y se abren todos los defectos que veamos, fallando los casos a su vez. También debemos de realizar las pruebas exploratorias, completando y compatibilizando estos casos de prueba y abriendo todo lo que tengamos que abrir.

  2. Resolución: en estas jornadas el equipo de desarrollo soluciona todos los defectos encontrados y se cerciora de que está todo funcionando, realizando la prueba automática y completando sus pruebas unitarias para que no vuelva a suceder el fallo.

  3. Reprueba: en estas jornadas, se reprueban los defectos solucionados volviendo a ejecutar los casos de prueba y poniéndolos en estado OK si todo ha ido bien. Si esto es así, complementamos estas ejecuciones con la regresión (que debe de estar relacionada con la funcionalidad más crítica y se puede y debe automatizar) y las pruebas de humo, que nos ayudarán a comprobar que no se ha roto ninguna otra funcionalidad o desarrollo independiente






Si cubrimos todas estas casuísticas y realizamos un buen PRR, tendremos la certeza de que el desarrollo es correcto y podemos pasarlo a la fase de certificación del cliente o si no existe, lo podremos desplegar a producción con total garantía. 









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