A veces me siento como Alberto Chicote


Cuando estoy haciendo mi trabajo, me acuerdo constantemente en Chicote y su pesadilla en la cocina (aunque para mñi no es una pesadilla, si no al contrario, una ayuda a personas), me vienen a la mente sus programas y comparo el día a día que he ido viviendo a lo largo de mi carrera y veo similitud de momentos que son muy similares.









En cada programa tenemos tres fases, cosa que suele pasar también en cada proyecto que he visitado:





1. Fase de observación: cuando Chicote llega, lo primero que hace es probar los platos, observar como hacen las cosas, como las cocinan, como trabajan y como actúan de cara a los clientes. Apunta, aprende y comienza a sacar conclusiones positivas y negativas de sus acciones principales.





Aquí, se presenta a todo el equipo, lo conoce, le marca distancias, sabe a que atenerse y como actuar o tratar con todos, para ser más o menos asertivo. Esto pasa exactamente igual en cualquier proyecto, hay personas más aprensivas a las que hay que tratar de una manera y otras que se puede hacer un tratamiento de tu a tu, donde las mejoras fluyen directamente.







Pasa unas jornadas de trabajo con ellos y así puede tener una valoración mucho más profunda. En esta fase se mantiene, más o menos, al margen y solo interviene en caso de necesidad excesiva, deja hacer y observa, simplemente.





Esto me suele pasar cuando he llegado a los proyectos donde he trabajado. Primero observo, dejo trabajar, aprendo como lo hacen y voy valorando poco a poco que cosas se están haciendo bien y que cosas no se están haciendo tan bien y voy apuntando donde y como mejorar.





De ahí, ambos, sacamos un plan de actuación, hablando y tratándolo con nuestro equipo de personas, que nos ayudan a ponerlo en práctica, destacando puntos positivos y sacando puntos de mejora para que ayudar a las personas sea mucho más fácil.





La única diferencia es que, en Pesadilla en la Cocina, a veces se entra a saco para destapar desastres ya que la audiencia así lo solicita y en un proyecto hay que hacer las cosas mucho más calmadas y tratarlas con sumo cuidado. Las personas están por encima de todo.





2. Fase de ayuda: en esta fase, cuando Chicote tiene unas pautas ya revisadas y valoradas por su equipo de trabajo, se dedica a introducir pequeños cambios en los procesos de trabajo, ayudando con mínimas pautas que, en principio, deberían de mejorar las acciones y hacer que el trabajo fluya mucho mejor.





En muchos casos, al seguir haciendo las cosas no demasiado bien durante tiempo o por falta de conocimientos, estos cambios no suelen ayudar demasiado, aunque lo que si que se ve, es que la cosa se puede mejorar y apoyarse en simples pautas generalizadas que ayudan a que el proceso fluya con mayor facilidad.







En un proyecto, habitualmente, al introducir pequeñas pautas, las cosas fluyen mejor, no se ve resultado final, pero si que se muestran resultados de mayor calidad que lo que se hacía hasta la fecha. Se trabaja más en equipo y se ayuda a que el producto se entregue a los clientes con mayor calidad.





En la fase de ayuda, se sacan unas pautas más personalizadas, ya que al introducir pequeños cambios, si que salen las acciones mal realizadas y ya se puede centrar el tiro en ayudar especificamente a una pauta o trabajo específico. Los clientes no están satisfechos en su totalidad pero hay un rango de mejora todavía por superar.





3. Fase de implantación y mejora: Una vez que se han estudiado estas pautas más personalizadas, se estudian y se sacan acciones concretas que se pondrán en funcionamiento a lo largo del tiempo.


Estas pautas se van añadiendo en el tiempo y de manera progresiva, ya que no se pueden realizar cambios de golpe y totalmente en un sitio, ya que causan problemas de manera disruptiva y las personas que tienen formas de trabajo adquiridas con el tiempo se les rompe el día a día de manera total.





Chicote, lo que hace es "hacer un lavado de cara" en el negocio, les presenta una nueva carta y una nueva manera de hacer las cosas, pauta a las personas y las dice donde tienen que estar y cuales son sus acciones, clarificando su puesto en el restaurante.





Esto es muy similar a lo que ocurre en un proyecto. Se presenta una propuesta que es un "lavado de cara", se utiliza la base de lo antiguo y se mejora con lo nuevo. Se clarifican los puestos y las responsabilidades de los profesionales y se les dan pautas de actuación dentro de un proceso conciso, sencillo y facilmente ejecutable. En resumen, las nuevas recetas son las acciones y la nueva carta, de manera global, es el proceso a implantar.





Aquí, Chicote, se queda unas jornadas más, observando el nuevo proceso y su funcionamiento y ahora si, aporta acciones correctivas que hacen ver como se tienen que hacer las acciones dentro del nuevo proceso de trabajo, mejorando lo que está saliendo a los comensales (en nuestro caso, entregando en producción a los clientes).







Como veis, parece que no, pero todo está relacionado con la calidad y los procesos, desde un programa de mejora de restaurantes a la mayor empresa que nos podamos imaginar. La calidad es un ente que está por encima de cualquier cosa que nos imaginemos, por eso, Alberto Chicote, entre otros muchos, tiene la buena fama que tiene en sus restaurantes, porque nos aporta calidad por encima de todo.

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