Cuando miro a mi alrededor, hablo con diferentes personas o leo opiniones, artículos o comentarios, me doy cuenta de lo que me gusta mi trabajo, de lo que disfruto haciéndolo, de poder servir a otras personas para que su día a día sea mejor.
Me encanta hacer las cosas bien, lo mejor que puedo, incluso me obsesiono en intentar buscar la perfección, repasando una vez tras otra las cosas y cambiarlas, mejorarlas o modificarlas hasta que veo que todo es como debe de ser.
El mundo de la calidad es tan grande y tan importante que a veces no puedo abarcar todo lo que me gustaría, intentando ayudar en todo lo posible y hacer las cosas lo mejor posible, me enorgullece que día a día consigamos, entre todos, que se nos escuche o incluso seamos el pilar fundamental en muchas organizaciones y proyectos.
Ahora, gracias a la empresa en la que trabajo, se ha abierto un nuevo mundo de posibilidades, la capacidad de diseñar y aportar procesos. No hay nada más gratificante que dar a la gente procesos y pautas a seguir para que su trabajo diario sea mucho mas sencillo, fácil y puedan realizar sus tareas mucho mejor.
Por un lado, la calidad me brinda la posibilidad de ayudar a que las cosas funcionen correctamente y no existan fallos y por otro lado, los procesos me brindan la ayuda necesaria para cubrir las necesidades diarias de cada persona.
La necesidad de hacer las cosas bien, por y para nuestros clientes, es una máxima y nuestra obsesión es que todo vaya rodado y no existan problemas de ningún tipo.
Durante este poco tiempo que llevo trabajando con estas dos herramientas, mano a mano, me he dado cuenta de como se pueden mejorar y optimizar todas las acciones realizadas, y como, en equipo, capturando las necesidades de cada profesional y apoyándonos, hacemos una fuerza brutal, diseñando un proceso férreo y sin fisuras.
La base para que un proceso funcione son las personas y entre todos se cubren las necesidades que el proyecto requiere. Cuando hablábamos de los eslabones de la cadena, tenía claras las ideas, y día a día, veo que esto es así: un proceso férreo necesita unos eslabones fuertes y si uno es débil, hay que buscar la manera más idónea para reforzarlo inmediatamente, uniendo de nuevo los eslabones contiguos y que todos los pasos son realizados de manera fluida.
Estoy muy orgulloso de lo conseguido hasta la fecha, de poder aportar día a día conocimientos a otras personas, comparto experiencias, hablas con otros profesionales del mundillo y, sobre todo, lo que más me gusta, no decir a las personas lo que tienen que hacer o imponer mis ideas o que lo que yo hago es lo mejor y es lo que hay que hacer, si no que me gusta brindar ideas, pautas y recomendaciones para que las personas puedan sentirse ayudadas en base a sus necesidades, primero escuchando y después aportando.
Esa necesidad de ayuda a las personas es lo que hace que disfrute de mi trabajo, que además se une a la maravillosa predisposición que me brindan actualmente, escuchándome y ayudándome a crecer profesionalmente, convirtíendose en una simbiosis casi perfecta que, estoy seguro, nos llevará muy lejos.
Espero que todos los que trabajéis en esto podáis decir lo mismo y sentíos orgullosos de haber llegado, desde un camino muy complicado durante muchos años, a ayudar tanto a mas personas de las que creemos.
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