El
tiempo pasa, pasa rápido, casi sin darnos cuenta. Estamos celebrando la
navidad y en un abrir y cerrar de ojos estamos con el bañador puesto en
la playa…algunos piensan que es un “ladrón”, otros que nos regala
segundo tras segundo momentos irrepetibles, irrenunciables.
El tiempo es juez, jurado y verdugo de nosotros mismos, algo que no podemos dejar escapar.
El
tiempo nos da y nos quita, nos eleva a la cumbre y nos vuelve a dejar
en la llanura, en nosotros mismos está el volver a escalar otra vez, a
buscar ese apoyo para elevarnos a lo más alto, encontrar las ganas
dentro de nosotros para estar donde queremos estar.
El
tiempo muchas veces nos da la razón, otras veces nos la quita, el
tiempo pone a cada uno en su lugar y le devuelve el lugar donde debería
de estar y ya ha estado, es la luz y la sombra, la cara y la cruz de
nuestra vida y nosotros somos el dueño de nuestro tiempo y hay que saber
aprovecharlo.
El
tiempo es generacional, cosa que mucha gente parece que no entiende.
Una generación anterior no siempre tiene que ser la mejor, únicamente
tiene más experiencia, una experiencia que puede ser buena o mala, mejor
o peor, pero hay generaciones que vienen y cuando vienen se adueñan del
terreno, quieren sostenerse en castillos de naipes, quieren aferrarse a
algo que ya no les pertenece, que no es suyo, algo que el mismo tiempo
les arrebatará y se lo dará a la nueva generación.
El
tiempo es ese tren que pasa y nosotros tenemos la opción de cogerlo o
no cogerlo, de ir por ese camino o por otro, de volver a pensarlo y
retomar otro camino, somos nosotros los que debemos y tenemos que
elegir, probar, caernos, levantarnos, ir, volver, equivocarnos o acertar
plenamente, todo es cuestión de tiempo.
El
tiempo es sinónimo de paciencia o de precipitación, algo muy
relacionado con la calidad. Mucho tiempo puede ser sinónimo de éxito, de
fracaso y viceversa. Cuando dedicamos tiempo a algo, tenemos más claro
que saldrá bien, cuando nos pasamos de ese tiempo, la valoración ya no
será tan buena, porque nos hemos retrasado y ya vamos tarde. Como decían
en una famosa canción:
“curioso elemento el tiempo”
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