Los eslabones de la cadena


Cuando hablamos de calidad, sabemos lo que decimos, sabemos que son cosas que, a priori, son buenas, suelen ser más caras y deberían de durar más que algo que no es de la misma calidad.













Sabemos que adquirimos un producto o un servicio que nos dará ciertas prestaciones o nos cubrirá una serie de necesidades de una manera más adecuada o más completa.





Cuando estamos en nuestro puesto de trabajo, estamos realizando tareas o acciones que van a servir para que otras personas tengan o disfruten de ello, es un movimiento recíproco, se hace una acción que sirve a otra persona para beneficio suyo o de la empresa. Una cadena constante que al unir todos los eslabones, devuelve, de manera inconsciente en muchos casos, un proceso de trabajo.







Estos eslabones tienen que ser sólidos, constantes, bien definidos y sobre todo que tengan calidad. Si lo pensamos un poco a más alto nivel, nuestra acción sirve para otra persona o para otro grupo de personas obtengan un beneficio.

Si ese beneficio no tiene la calidad suficiente, llevará a que el siguiente grupo de personas no obtenga todo el buen resultado que se podría obtener y así eslabón tras eslabón haciendo que la cadena se vaya debilitando, incluso pudiendo ocasionar un deterioro más grave que desbarate todo el proceso.





La calidad en nuestro trabajo tiene que ser consecuente, tiene que ser objetiva, tiene que aportarnos un beneficio propio y un beneficio mutuo entre iguales, quedando claro que si el trabajo se realiza bien bajo nuestro tejado, el siguiente eslabón tendrá una base reforzada e irá en aumento, aportando un beneficio global que nos repercutirá de manera recíproca personal y profesionalmente.







Somos dueños de nuestras acciones y somos capaces de aumentar el beneficio de nuestras acciones por y para nosotros y también enfocándose en el resto de personas o equipos.



La calidad comienza y acaba en cada uno de nosotros a nivel particular, y ademas, somos parte de la calidad dentro de los diferentes procesos globales de los proyectos o empresas en los que nos encontramos. La consecuencia directa de una calidad personal y global en un proyecto es una amplitud de beneficios personales, profesionales y empresariales sin precedentes.

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